31 marzo 2014

La lucha de "siempre"

(Contra la invisibilización de los sentimientos en los espacios anarquistas)

La palabra “ siempre” no es un concepto histórico. Las cosas tienen un principio y generalmente un final. La capacidad de solucionar conflictos o de repetirlos forma parte de los objetivos de cualquier movimiento social. Además suele costar mucho más el identificar el propio conflicto que el poner medios para solucionarlo.
Por mucho que se intente trabajar el lenguaje, la autogestión de la salud,el uso de nuestro cuerpo, las relaciones personales, etc etc para eliminar un prejuicio social que nos afecta, el hecho de haber asimilado a través de la familia, la educación y cualquier otro ámbito social ciertos comportamientos, sentimientos, ideas etc etc hace que continuamente sea necesario partir de cero, identificar que es lo que nos afecta y de que manera, y sobre todo si somos nosotrxs mismxs quien lo reproducimos, para inmediatamente ponerle solución. Para eso la autocrítica y la formación personal y colectiva , unida al compromiso de unir todas las luchas en una y no esperar a que la ansiada revolución social nos limpie por completo, nos facilitan el trabajo.
Cuando empezamos un proyecto, no nos planteamos suficientemente lo que ese compromiso puede afectar a nuestra vida personal( salud, relaciones sociales, tiempo para nosotrxs mismxs etc).
Cuando se eliminan unas herramientas de lucha, considerando que no son necesarias en este momento, o que se conseguirán a través de otras, la lucha queda amputada y en la mayoría de los casos los problemas se enquistan o se reproducen a través de los años, llegando el día en el que el esfuerzo del colectivo se centra en que ese colectivo funcione sea como sea,es decir; mantener vivo algo que murió en el momento en el que nos olvidamos de trabajar aspectos de base.
Entre la actitud derrotista de considerar que no es posible salvar el proyecto bajo ningún concepto, y el sentimiento cristiano de culpabilidad por abandonar un barco que esta completamente hundido ideológicamente, hay mucho trabajo que no se ha hecho.

Partiendo de la base de que el compromiso que adquiera cada persona es algo que decide esa persona, la sensación de que los proyectos dependen en muchas ocasiones de determinadas personas se da demasiadas veces . Es cierto que no a todxs nos gusta hacer todo, ni que tenemos capacidad para hacerlo( aunque si para aprenderlo), pero el dar el paso para abandonar la vida individual y comenzar un proyecto colectivo implica un compromiso para que el esfuerzo sea soportado entre todxs. Cuando nos marcamos objetivos, se hace de forma colectiva, por lo tanto no es coherente que el trabajo diario y el desgaste personal se asuma de forma aislada. Si determinadas personas optan por “solo pasarse por la asamblea” o funcionar al mínimo de su capacidad, porque consideran la política algo que hacer en su tiempo libre, pero participan en un proyecto que asume muchísimas mas cosas que una asamblea semanal, involuntariamente están condenando a otras personas, que por presión, compromiso, huir de sus problemas, o rutina..terminen siendo quien siempre lo hagan. De esa manera asfixiamos a lxs compas, delegamos el trabajo en ellxs y comienza el proceso de hundido del barco que terminará en unos meses o años, según cada proyecto.
Estas personas, que por su forma de comportarse, no entienden el decir que no a las tareas pendientes, terminan creando una relación personal con el colectivo, organización etc.., adquiriendo problemas que no son propios sino del proyecto, y que evidentemente si les afectaran. Del insomnio a la fatiga, pasando por el estrés, la desgana, la presión de grupo, la incomprensión etc.

 Lo que hace un tiempo eran unas ganas enormes de poner en práctica tus ideas con gente que creíste que pensaba como tu, ahora se ha convertido en un trabajo asalariado no remunerado. Se van las ganas de participar, de coger el móvil y de proponer nuevos objetivos, y en determinadas ocasiones, existen casos de personas que se desmarcan de cualquier ideología por esas malísimas experiencias.
Entonces esas personas optan por transmitir al grupo esa sensación, y entonces es cuando o bien se soluciona si los objetivos están destinados a crecer positivamente como grupo en todos los aspectos, o bien nos llevamos alguna sorpresa. Como el problema viene de lejos y hubo compañerxs que asumieron más de lo que podían, exigen ahora a personas concretas que ellas también lo hagan, invisibilizando a el resto de compas que quedan anulados como unxs completxs imbéciles.
Si estas personas aceptan, el problema se perpetua y si lo rechazan quedará en el colectivo la sensación de que has optado por lo fácil y has desertado.

Si tratamos a lxs compas como piezas dentro de los proyectos sociales y políticos y les apretamos las tuercas cuando algo va mal, estamos anteponiendo el proyecto a las personas, al igual que se antepone la “Cuestión de Estado” o se anteponen unxs compas a otrxs( la novia de.., el hijo de.. etc etc) .Sea cual sea la forma de invisibilizar a las personas o a sus capacidades, sentimientos o necesidades el proyecto se dota de delegacionismo, prejuicios, favoritismo, falta de autocrítica ,autoridad etc y de esta forma terminará convirtiéndose en un lastre o en una organización cuyo mayor objetivo es sobrevivir. Así la lucha se paraliza, las personas nos desanimamos y es necesario volver a empezar una y otra vez. Por lo tanto es necesario compartir experiencias con otros proyectos, trabajar desde la base cualquier herramienta de lucha y formarnos colectivamente unxs con otrxs. El trabajo que individualmente asumamos en nuestra vida personal se ve reflejado en el colectivo, así como la ausencia de ese trabajo. Los proyectos son solo un medio para alcanzar los objetivos, nunca un fin, y el trabajo diario es mucho más importante que las siglas, el nombre o la historia del colectivo o el miedo a elegir formar parte o abandonarlo cuando decidamos.

Vida es Lucha


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