-Ostia tío..mira a esa..
-......
-¿La
viste?
-.....
¿La
viste o no la viste?
-....
La
masculinidad hegemónica en la sociedad, está basada en la fuerza,
la valentía, la competición, la seguridad, no mostrar afecto ni
miedo, “los hombres no lloran” y el rechazo a lo femenino. No
solamente mostramos violencia contra lo femenino, si no contra
nosotros mismos. Esa violencia masculina va acompañada además de
falta de comunicación. No solemos expresar sentimientos, y en la
mayoría de las veces expresamos silencios. Estos silencios son el
realidad debilidades y vulnerabilidad, pero de esta forma lxs demás
pueden equivocarse al interpretar estos silencios. De esta forma
podemos aprovechar esa equivocación como un mecanismo más de
control personal y social.
Como
hombres, la sociedad en la que nacemos nos carga de unos privilegios,
y tenemos que darnos cuenta de que los tenemos, y que además
tenemos que cuestionarlos, ya que en cualquier momento somos
potenciales sujetos de uso de esos privilegios. Considerando el
anarquismo como una lucha contra la dominación, es imprescindible
reconocer que la dominación de Género existe y que es un eje de
opresión a destruir tan importante como cualquier otro. En los
movimientos sociales es triste reconocer como se producen a diario
actitudes sexistas (se infravalora a compañeras, se considera que
son prolongaciones de sus parejas, se las invisibiliza, se las
responsabiliza de organizar cualquier tarea o actividad que sólo
tenga que ver con la lucha antipatriarcal, no se actúa ante una
agresión, se producen burlas o se duda de los hechos,cuestionando
siempre a la persona agredida etc) Este juicio de valor sobre si la
mujer agredida pretendía o no defenderse, o la “solidaridad” con
el compañero “equivocado y arrepentido”o los casos de humor
machista del compañero “concienciado y sensibilizado, pero
gracioso” son ejemplos claros de que el discurso patriarcal puede
ser reproducido por compañeros y por compañeras en ambientes
libertarios. Cuando se tiene el privilegio (yo como hombre lo tengo)
de no sentirte agredida por tus propios compañeros de lucha, puedes
permitirte hacer bromas sobre el tema.”Entre broma y broma, la
verdad asoma”. No nos hace antiautoritarixs decir que lo somos sino
serlo, y para serlo tenemos que eliminar todo resquicio de opresión
que nos enseñan desde que nacemos.
Volviendo
a los hombres, nuestra masculinidad(desde la hegemónica hasta otras
más diversas) es mayoritariamente formada en la infancia y la
adolescencia, a través de “agentes socializadores” como puede
ser la familia, la escuela, el lenguaje, los medios de comunicación
o las religiones. En casa, nos enseñan unas actitudes, nos marcan
unos colores apropiados y unos juegos y juguetes masculinos. Nos
educan en un mundo masculino con un lenguaje masculino y nos señalan
unos limites de los que no debemos salirnos. Si somos más sensibles
seremos afeminados, si no somos desenvueltos no seremos seguros de
nosotros mismos, y si somos prudentes seremos cobardes.
Nos
dejaron sin espontaneidad, nos obligaron a ruborizarnos ante cosas
que nos encantaban, no nos dejaron explorar sin límites. Nos
adaptaron nuestra sexualidad al cuerpo con el que nacimos. Y lo peor
es que nos enseñan a castigarnos, además de la obligada violencia
ejercida sobre la mujer. “Las heridas que más me duelen me las
hice yo. ”Así definiría los efectos de la educación patriarcal
sobre mi mismo. No quiero ni imaginarme los efectos sobre las demás.

Este
artículo va dedicado a los hombres que hicieron de la vida algo
hermoso y a todas las mujeres que alguna vez gritaron : MACHETE AL
MACHOTE!
Gracias fotógrafa por tu ayuda.